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Para los que desarrollamos una propuesta de promoción del protagonismo infantil-juvenil, en esfecífico de los niños, niñas y adolescntes trabajadores (NATRAS), la confrontación entre concepciones mitificadas sobre el tema y la realidad histórica y la utopía deseada ha sido un continuar sistemático.
Apostar el protagonismo de los NATRAS ha sido un especie de rebelión ante las ideas dominantes de niñez, de trabajo infanil y aún de escuela y familia.
Partimos de esquemas que hay que cuestionar, que hay que romper y contruir otros que teniendo como base nuestra realidad histirica correspondan a los fines de una niñez con presencia,participación y desición en y del desarrollo social.
Hay que dismitificar la visión de que la niñez es una etapa, por si misma, de felicidad, en la que se tiene que estar jugando en el merco familiar y asistiendo a la escuela.
En nuestra realidad ninguna de las tres condiciones es cierta, por el contrario, la mayoria de los niños y niñas viven en condiciones de sufrimiento, de carencias materiales y afectivas.
La desintegración y violencia intrafamiliar limita el desarrollo lúdico de la niñez y las condiciones económicas y las políticas de educación formal. También limitan el acceso a la escuela, y ésta misma por su estructura, funcionamiento y contenido no es atractivo para los niños y niñas, convirtiéndose en fuente expulsora, desintegradora.
En estas condiciones ni la familia ni la escuela contribuyen a un desarrollo digno de la niñez y por lo cual muchos proyectos que trabajan en la promoción de NATRAS ven contradichos sus objetivos de "Integración".
De forma similar se encuentra la situación del trabajo infantil. Las concepciones predominantes son las de contraponer la niñez y trabajo. Este último se considera algo nocivo para el desarrollo del niño y la niña. Es más, hay planteamientos cuyos propósitos son los de abolir el trabajo infantil.
Hay que recordar que el trabajo no es un fenómeno de la "actualidad", surgido en las decadas inmediatas pasadas.Cierto que en los últimos años ha adquirido nuevas manisfestaciones, que al masificarse y presentarse en las calles ha hecho que personas, grupos y gobiernos emprendan campañas, pero no para dignificarlo, sino para esconderlo y no se presente como una clara muestra de la injusticia económica y social.
El trabajo infantil ha estado presente en la historía de la humanidad.en nuestras culturas indígenas (aztecas, mayas, incas) formaba parte de la vida cotidiana. En la dinámica campesina los niños y niñas están integrado en la relación productiva con la tierra y la naturaleza. Hay muchos niños y niñas que si no fuera por su trabajo, la reproducción de la dinámica familiar se vería totalmente alterada y la pobreza aguduzada. el trabajo de niños y niñas contribuye al funcionamiento del sistema económico, social y familiar y de manera principal a su desarrollo físico, motriz, psico social. Tiene un papel altamente formativo.
De lo contrario existiria una gran interrogante ¿qué es lo que hace que el trabajo deje de ser nocivo para el adulto? ¿qué mecansmo actúan para que se de ese cambio?
Hay que considerar que el trabajo no es lo nocivo, lo perjudicial; sino son las condiciones indignas, inhumana en que éstey el trabajo adulto se da.
La insalubridad, la contaminación, la falta de descanso, de seguridad social, y sobre todo la negación de su ser es lo que hay que abolir, pero esto implica transformar sistemas que descanzan sobre la primacía del capital y el poder de unos pocos.
El trabajo junto con el estudio y el juego son tres actividades que al hombre lo han formado como tal, son tres actividades en que descanza el desarrollo de su sentir, de su pensar y su hacer.
Son las actividades fundamentales sobre las que se generan y desarrollan sus capacidades y emociones, son las que permiten la interiorización de la realidad y las que a su vez propician su adaptación a la misma y en su conjunto su transformación.
Este ha sido el papel del trabajo, el de propiciar la relación de los hombres, mujeres, niños y niñas con la naturaleza para su sobrevivencia y desarrollo; el de generar determinadas relaciones entre estos sectores como base de la vida cotidiana y donde al mismo tiempo los ha transformado.
Estos procesos los mismos niños y niñas trabajadoras lo identifican y reivindica, demandando más bien su reconocimiento, respeto y valoración por los adultos y sus instituciones.
Reivindican el trabajo como un derecho, por ser sujetos económicos, sujetos de derechos y con el principal derecho a conformarse como sujetos sociales y donde en trabajo es una de las condiciones para hacerlo posible.
Es por ello que nosotros los reconocemos como niños y niñas y adolecentes
trabajadores (NATRAS) porque es una forma de auto-identidad, de
identidad positiva y de valoración económica, pilítica, social y moral.
Lic: Carlos Gonzalez
INPRHU-ESTELÌ
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